El eccema dishidrótico, también conocido como dishidrosis palmar y plantar, es una afección cutánea caracterizada por la formación de pequeñas ampollas en las palmas de las manos y en las plantas de los pies, suelen ser pruriginosas y pueden causar irritación y malestar.
Aunque su causa exacta no está completamente comprendida, se cree que factores genéticos, alergias, estrés y condiciones ambientales, como el calor o la humedad, pueden desempeñar un papel en su desarrollo. Es un trastorno no contagioso y puede aparecer con más frecuencia en la primavera y en el otoño. Esta condición puede causar molestias significativas y afectar la calidad de vida de quienes la padecen.
Síntomas de la dishidrosis
Cualquier persona de cualquier edad y sexo puede sufrir sufrir una dishidrosis palmar y plantar. Esta tiende a aparecer en brotes, con períodos de exacerbación seguidos de remisión. Estos brotes pueden desencadenarse por diversos factores, como el contacto con irritantes, alérgenos, sudoración excesiva o estrés emocional.
La aparición de las ampollas puede ser repentina y causar incomodidad significativa, especialmente si se localizan en áreas de alta fricción, como las manos y los pies. Así, los síntomas del eccema dishidrótico pueden variar de leves a graves y pueden incluir los siguiente:
- Ampollas. El síntoma más característico de esta afección. Pueden ser pruriginosas y dolorosas, y romperse fácilmente, dejando la piel expuesta y vulnerable a infecciones.
- Picazón.La irritación causada por las ampollas y la inflamación de la piel pueden provocar una sensación persistente de picazón, que puede empeorar por la noche o después de la exposición al calor.
- Enrojecimiento y descamación. Puede desarrollar una apariencia escamosa y agrietada, especialmente después de que las ampollas se rompen y el líquido se libera.
Qué tratamientos existen para la dishidrosis
El tratamiento del eccema dishidrótico se centra en aliviar los síntomas, reducir la frecuencia de los brotes y prevenir complicaciones:
- Mantener la piel limpia e hidratada es fundamental. Se recomienda el uso de jabones suaves y cremas hidratantes sin fragancias ni productos químicos irritantes.
- Corticoides tópicos. Los medicamentos tópicos que contienen corticoides pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar la picazón asociada.
- Baños de agua fría. Sumergir las manos y los pies en agua fría puede proporcionar alivio temporal de la picazón y la inflamación. Se recomienda evitar el uso de agua caliente, ya que puede empeorar los síntomas.
- Evitar los desencadenantes. Identificar y evitar los factores desencadenantes conocidos, como alérgenos, irritantes y situaciones estresantes, puede ayudar a reducir la frecuencia y la gravedad de los brotes.
- Fototerapia. Si otros tratamientos no son eficaces, el médico puede recomendar la fototerapia. En este tratamiento, una luz UV llamada rayos UVB de banda estrecha se aplica sobre la piel afectada.
- Antibióticos, en caso de que se haya producido una infección por bacterias.
Desde la Fundación Piel Sana explican que para detectar el eccema deshidrótico, en ocasiones, el dermatólogo hará un cultivo de las vesículas para descartar que haya una infección secundaria por una bacteria o algún hongo. En la mayoría de los casos no existe tal infección. Además, su evolución varía de un caso a otro; normalmente el brote desaparece por sí solo al cabo de tres o cuatro semanas, aunque suele reaparecer. Tras un periodo sin lesiones, el siguiente brote puede producirse desde unas semanas a varios meses después. Y, en ocasiones, puede convertirse en crónico, es decir, que no llega a desparecer del todo.