Dormir menos de seis horas al día incrementa notablemente la probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular frente a quienes lo hacen entre siete y ocho horas diarias, según evidencia el estudio PESA CNIC-Santander, publicado en el Journal of American College of Cardiology (JACC). Aunque ya se conocía la relación directa entre una dieta adecuada y la salud cardiovascular, apenas existían estudios que demostraran la relación entre ésta y el sueño.

“Este es el primer estudio que muestra que el sueño medido objetivamente está asociado de manera independiente con la aterosclerosis (acumulación de placas en las arterias de todo el cuerpo) en todo el organismo, no solo en el corazón”, afirma José M. Ordovás, autor principal del estudio e investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares y director de Nutrición y Genómica en el Centro de Investigación de Nutrición sobre el Envejecimiento Jean Mayer Human-USDA en la Universidad de Tufts (EE UU).


“La duración y la calidad del sueño son de vital importancia para la salud cardiovascular”

José M. Ordovás, autor principal del estudio.

Desarrollo del estudio

El estudio contó con la participación de 4.000 personas libres de enfermedad cardíaca conocida con el objetivo de evaluar el impacto de la duración del sueño o la fragmentación del mismo en la aterosclerosis. Se dividieron en 4 grupos: los que dormían menos de seis horas, de seis a siete horas, de siete a ocho horas y quiénes lo hacían más de ocho horas.

Sometidos a pruebas diagnósticas (ecografías cardíacas en 3D y tomografías computarizadas) se demostró que el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca incrementaba un 27% en aquellos que dormían menos de seis horas frente al grupo de quiénes lo hacían entre 7 a 8 horas. “Hemos visto que los participantes que dormían menos de 6 horas al día o tenían un sueño muy fragmentado y de mala calidad tenían más placas de colesterol, en comparación con aquellos que dormían más horas o tenían un sueño menos fragmentado”, subraya Fernando Domínguez, primer autor del artículo. 

A su vez, el estudio demostró que los que tenían una mala calidad del sueño veían incrementada en un 34% la probabilidad de tener aterosclerosis, en comparación con aquellos que tenían una buena calidad de sueño. Por otra parte, también se mostraron ciertos indicios que el exceso de sueño también puede constituir un factor de riesgo sobre todo en mujeres.

Según comentó Ordovás, el estudio dista de los previos realizados con anterioridad en que la muestra es más grande y además se enfoca en una población saludable cuya calidad del sueño ha sido medida previamente ya que como comenta “lo que las personas informan sobre su sueño difiere muchas veces de la realidad”, afirma el autor principal.

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