Todos los años, cada 18 de noviembre se celebra el Día Nacional del Paciente Anticoagulado para visibilizar las necesidades de las personas que sufren problemas de anticoagulación. Se estima que en España más de 1.000.000 de personas son pacientes anticoagulados.
¿A qué nos referimos con pacientes anticoagulados?
De forma habitual cuando las personas sufren una herida o lesión, el organismo procede a la coagulación de la sangre de forma que la herida se tapona y evita desangrase. En el caso de los pacientes anticoagulados, este proceso se produce sin que se haya ocasionado tal lesión. Esto provoca, que las venas y arterias se obstruyan, disminuyendo el riego sanguíneo y afectando al resto de órganos.
Sin un adecuado control, estas personas pueden desarrollar problemas más graves. Una excesiva coagulación desencadena en la aparición de trombosis arterial o venosa, ictus isquémico, infarto pulmonar y cardíaco o embolias.
De esta forma, los pacientes anticoagulados requieren de un adecuado control y tratamiento que les permita regular su nivel de coagulación en sangre. Entre las causas que podrían explicar estos problemas de coagulación se encuentran un episodio previo de ictus o factores genéticos.
La situación actual ocasionada por la pandemia pone en especial vulnerabilidad a estas personas. Por un lado, por su condición, presentan un mayor riesgo de desarrollar infección grave de la COVID-19. Por otro lado, ante el colapso sanitario, algunos pacientes han visto interrumpidos sus controles habituales con las consecuencias que esto puede ocasionar en su calidad de vida.