La anemia es una patología muy frecuente en nuestro país y en el mundo, en general. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la anemia afecta a más de 1.500 millones de personas en el mundo, casi un 25% de la población mundial.
Aunque son muchas las causas que producen la anemia, la deficiencia de hierro es la más común. A ello habría que añadirle otras como la falta de vitaminas y minerales, la inflamación crónica, las infecciones parasitarias o los trastornos hereditarios.
¿Qué es la anemia?
La anemia es una enfermedad leve y común, que se produce cuando la cantidad de hierro en nuestro organismo es inferior a la necesaria para la producción de hemoglobina y glóbulos rojos, y el transporte del oxígeno a los tejidos del cuerpo.
A pesar de que la anemia puede presentarse de muchos tipos y puede estar producida por diferentes causas, la más común es la anemia ferropénica, es decir, la que se produce por déficit de hierro.
Esta deficiencia puede estar causada o bien, por la falta de hierro en la médula ósea, o por el consumo insuficiente de alimentos ricos en hierro, sobre todo, en etapas de la vida como, el crecimiento o el embarazo, que es más necesario.
En mujeres, el déficit de hierro puede provocarse, también, debido a los períodos menstruales frecuentes o con sangrado abundante.
El hierro, esencial para nuestro organismo
El hierro es un nutriente esencial para el organismo, ya que desempeña un papel fundamental en el funcionamiento del mismo, siendo esencial tanto para el transporte de oxígeno como para el proceso de respiración celular.
Sin embargo, es uno de los minerales que más carencias provoca y por ello, nuestro cuerpo tiene dos formas de obtenerlo. En primer lugar, a través de la reutilización del hierro almacenado en los glóbulos rojos y, en segundo lugar, a través de la alimentación.
En esta última, nosotros jugamos un papel muy importante. Por eso, debemos aportarlo en cantidades adecuadas mediante la adopción de una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en este nutriente como la carne roja, las legumbres, mariscos de concha o frutos secos.
¿Cuáles son los síntomas de la anemia?
Entre los síntomas más comunes de la anemia encontramos el cansancio y la sensación de debilidad, pero existen muchos más como:
- Dificultad para respirar
- Sequedad corporal y aspecto pálido, también en las mucosas
- Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, pueden darse mareos y síncopes
- Cefaleas y dolores de cabeza intensos
- Irritabilidad y malestar psicológico
- Alteraciones en el ritmo cardiaco (taquicardias o palpitaciones).
- Caída del cabello y fragilidad de las uñas
- Pérdida de inmunidad ante infecciones
- Úlceras bucales
- Mayor intolerancia al frío
- Trastornos digestivos: falta de apetito, náuseas o estreñimiento

¿Cuál es el tratamiento para la anemia?
La anemia puede darse en cualquier persona y en cualquier etapa de la vida. No obstante, dependiendo del nivel de gravedad, el médico decidirá cuál es el tratamiento más adecuado para el abordaje de la enfermedad.
El primer paso será la realización de un análisis de sangre para confirmar el diagnóstico e identificar el tipo de anemia del paciente.
Si la anemia es por falta de hierro, generalmente, la recomendación será aumentar la ingesta de alimentos ricos en hierro e, incluso, tomar suplementos de este mineral, ya sea de forma oral (cápsulas o pastillas) o intravenoso.
Si el diagnóstico confirma que es por falta de minerales, se incluirán suplementos dietéticos y nutrientes como ácido fólico o vitamina C. En casos más graves, será necesario la necesidad de inyectar vitamina B12.
Por otra parte, en pacientes con anemia por enfermedad crónica el tratamiento será más complicado, ya que, si se presentan síntomas muy graves, se procedería a una transfusión de sangre o a inyecciones de hormonas sintéticas directamente en el riñón.
Sea cual sea el tipo de anemia, el tiempo necesario para alcanzar los niveles óptimos de hierro dependerá de cada tratamiento y paciente.