La llegada del verano y el aumento de las temperaturas, favorece que las personas comiencen a broncearse en terrazas, jardines, balcones, piscinas o playas. Además, dada la situación excepcional en la que nos encontramos este año y coincidiendo el comienzo del verano con el fin del estado de la alarma, en el que hemos estado confinados en casa, debemos extremar las precauciones frente al peor enemigo de la piel: el sol.
Sin una buena protección, el resultado de la radiación del sol puede ser una quemadura, lo que provocará síntomas muy desagradables como picazón, ardor o sensación de calor, así como otras repercusiones mucho más graves para la salud, como el cáncer de piel. A continuación, te mostramos una serie de recomendaciones.
¿Qué debemos hacer antes de exponernos al sol?
- La hidratación es muy importante. Es fundamental ingerir muchos líquidos y vitaminas cuando nos exponemos al sol. Puede resultar más agradable tomar fruta y beber agua con sabor fresco y detox.
- Tomar el sol únicamente después de haber eliminado las células muertas. Por eso es aconsejable realizar siempre una limpieza y exfoliación previa para dar paso a la piel nueva. Asimismo, hay que tener en cuenta que es altamente recomendable no depilarse en las 24 horas previas a la exposición, ya que aumenta el riesgo de enrojecimiento e irritación.
- Cuida la alimentación. Añade a tu dieta productos que ayuden a sintetizar la melanina, y que sean ricos en vitaminas A (zanahoria, brócoli, ternera, pescado…) y E (nueces, almendras, papaya, aguacate, aceite de oliva…) fundamentalmente.
- Utiliza protección solar. Previamente a exponernos a los rayos de sol, concretamente 20 o 30 minutos antes, debemos aplicarnos el protector solar adecuado para nuestro fototipo de piel. Lo recomendable es utilizar una crema con un FPS de 30 o más. Asimismo, los labios también deben estar protegidos con un factor de protección de 30, como mínimo.
- Eliminar el uso de perfumes, colonias o aguas perfumadas. El uso de maquillaje u otros productos de cosmética como el perfume, están completamente desaconsejados, ya que el alcohol que contienen puede causar irritación. Antes de la exposición a los rayos del sol, debemos retirarlos.
¿Qué debemos hacer durante la exposición solar?
- Evita las horas centrales del día. Es recomendable evitar la franja horaria comprendida entre las 12:00 y las 16:00 horas. Sin embargo, si no podemos evitarlas, será necesario tomar las máximas precauciones protegiendo nuestra piel con crema de un factor elevado, 50, y volver a aplicarla de forma continua.
- Las primeras horas de exposición solar deben ser progresivas, en dosis de 10, 15 y 20 minutos. Si son en movimiento, mucho mejor.
- Al igual que antes de la exposición solar, la hidratación sigue siendo fundamental. Bebe agua periódicamente.
- Si estás tomando medicación o tienes lunares o manchas, es importante que consultes con tu médico o dermatólogo si es conveniente pasar largas expuesto al sol.
- No debemos olvidar proteger zonas sensibles como la cabeza o los ojos, utilizando gorras y gafas de sol, evitando que los rayos uva penetren y nos produzcan efectos dañinos.
Después de la exposición solar
Una vez finalizada nuestra exposición a los rayos del sol, debemos cuidar e hidratar nuestra piel cuando llegamos a casa. Se aconseja:
- Refrescar la piel. Para refrescarnos, lo más aconsejable será darnos una ducha de agua fría para regular la temperatura corporal y calmar la piel, utilizando un gel de ducha neutro para no irritarla. Además, una ducha nos ayudará a limpiar nuestra piel eliminando cualquier resto de cloro o sal del mar.
- Hidratación de la piel. Después de tomar el sol, será necesario aplicar una crema altamente hidratante o gel de tipo after sun, para calmar la piel y evitar que esta se reseque. El after sun servirá también para mantener el bronceado de forma saludable.
A pesar de seguir esta serie de recomendaciones, y como hemos indicado anteriormente, debemos tener claro que con una exposición al sol de forma extrema sometemos a la piel a una agresión que posteriormente puede producir manifestaciones dermatológicas como el engrosamiento y endurecimiento de la piel, manchas, reacciones alérgicas y otras consecuencias que pueden poner en peligro nuestra salud.