La esperanza de vida es cada vez mayor y estamos asistiendo a un incremento de una población cada vez más envejecida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la población mayor de 60 años s está incrementando tanto que en 2018 se planteó que, a día de hoy, sería superior a la de menores de cinco años.
En España, la esperanza de vida está en 85,8 años en las mujeres, mientras que los hombres viven de media hasta los 80,3 años. Por tanto, las mujeres viven una media de 5 años más que los hombres y sufren, por tanto, una disminución de sus capacidades y una mayor prevalencia de enfermedades crónicas.
La demencia es uno de los problemas de salud que más afectan a este grupo poblacional. En la actualidad, más de 50 millones de personas en el mundo viven con demencia según la OMS. Esto refleja una realidad, y es que la salud de las personas empeora con el paso de los años y requieren cuidados específicos. En última instancia, la salud de los mayores depende de la familia.
La salud de la población española de 65 años también depende de la atención sociosanitaria. Por ello, la OMS desarrolló en 2019 una aplicación móvil para mejorar la atención de estas personas. Suponía toda una guía para los trabajadores sociales y sanitarios que se encargan de mejorar las condiciones de estas personas.
Por tanto, está demostrado que la salud de las mujeres mayores de 65 años depende del propio cuidado de los familiares, pero también del sociosanitario. Ahora, en 2021, se ha realizado un estudio pionero que demuestra que, la salud de las mujeres mayores está determinada por las características de su pareja.
La salud de las mujeres mayores
Además de las características socioeconómicas o el nivel educativo, las características de la pareja influyen en la salud de las mujeres de 65 años según una investigación desarrollada por expertos de la Universidad Pompeu Fabra y la Universidad Autónoma de Madrid.
En muchos casos, al ser más longevas, los problemas de salud se retrasan y, por ello, acaban asumiendo un rol de cuidadoras de la pareja. Las desigualdades de género han incrementado el impacto de las consecuencias sobre la salud femenina ya que la población mayor ha vivido en años de posguerra, donde la mujer era dependiente de su pareja.
Este estudio ha analizado las características socioeconómicas de ambos miembros de la pareja, de forma conjunta y separada, algo que resulta pionero e innovador en el caso de España. El estudio ha demostrado que la convivencia con una pareja que no tiene buena salud se asocia con casi el doble de probabilidades de estar en la misma situación. Por tanto, la salud del otro miembro tiene efecto sobre la salud de la mujer.
Además, se ha demostrado que, si la mujer goza de un buen nivel educativo, incluso mayor que el de su pareja, tiene una mejor salud. Por otro lado, el estudio confirma las sospechas: Vivir con un marido mayor, con una salud delicada, penaliza la salud femenina. Supone una carga mayor de trabajo, algo que al contrario no ocurre. Si la mujer es la que enferma, la pareja delega las tareas del cuidado a otros familiares, en muchos casos, mujeres.
Esto está cambiando cada vez más ya que la expansión educativa y la inserción masiva de mujeres en el mercado laboral se inició más tarde y, por tanto, los efectos de este cambio se verán en los próximos años.
Este estudio ha demostrado que las políticas públicas de ayuda a grupos vulnerables deben orientarse también a personas jubiladas con parejas de baja formación, además de a las personas mayores de 65. Es un paso más para cuidar de la salud de las mujeres mayores ya que los profesionales de la salud no es lo único de lo que dependen.