Saber cómo medir el pulso es fundamental pues ayuda a determinar la frecuencia cardíaca; es decir, el número de latidos del corazón en un minuto. Del mismo modo, es habitual que el médico pida un registro de las frecuencias cardíacas y, para ello, hay que saber hacerlo bien.
Por ello, te presentamos cuatro técnicas sencillas que se pueden realizar en cualquier lugar y con muy poco material.
Medir el pulso: para qué sirve
El pulso es un indicativo del ritmo cardíaco de una persona y medir la frecuencia del latido permite observar si hay cambios en los latidos o en las frecuencias cardíacas y, de esta forma, identificar si el corazón está sano o si ha desarrollado enfermedades cardiovasculares.
La frecuencia cardíaca o velocidad a la que late el corazón se mide en latidos por minuto (lpm) y, aunque existan aparatos para calcularla de manera automática, como el pulsómetro, cualquiera puede tomarla en su casa a través de técnicas muy sencillas.
Para ello, lo primero que hay que tener en cuenta es que el pulso cardíaco normal en reposo varía en función de la edad y la condición física:
- Recién nacidos (hasta 30 días): de 70 a 190 lpm.
- Bebés (hasta 11 meses): de 80 a 120 lpm.
- Niños menores de 10 años: de 70 a 120 lpm.
- Adolescentes y adultos: de 60 a 100 lpm.
- En adultos deportistas o atletas es de 40 a 60 lpm.
¿Cómo medir el pulso de forma sencilla?
Existen distintas formas para tomarse el pulso de manera sencilla y efectiva y determinar la frecuencia cardíaca que tiene una persona. A continuación, te presentamos cuatro técnicas distintas para hacerlo:
Material:
Un reloj con el que puedas cronometrar bien 30 segundos.
Preparación:
Busca un lugar tranquilo y espera 10 minutos, como mínimo, para asegurar que las pulsaciones están en reposo. Después, elige una de las cuatro técnicas.
Técnicas:
- Muñeca: coloca los dedos índice y corazón juntos y estirados en la parte interna de la muñeca contraria, justo debajo de la base del pulgar (por donde se flexiona), en la arteria radial. Solamente los dos dedos estirados serán los que toquen la muñeca, los otros tres permanecen doblados en el puño. Presiona suavemente y espera a sentir las pulsaciones de la sangre en las yemas de los dedos índice y corazón. Cuando las note claramente, cuenta el número de pulsaciones que se dan en 30 segundos y multiplica por dos la cifra. De esta forma calcularás la frecuencia del pulso.
- Cuello: siguiendo los mismos pasos que en la técnica anterior, coloca los dedos índice y corazón juntos y estirados en el lateral del cuello, justo donde se ubica la carótida y haz una leve presión contra la arteria (este punto es fácil de identificar porque el latido es fuerte). Una vez detectadas las pulsaciones, cuéntalas durante 30 segundos y multiplica el resultado por dos para calcular la frecuencia del pulso.
- Fonendoscopio: es un instrumento médico que sirve para escuchar sonidos internos del cuerpo. Para medir el pulso, se seguiría un proceso similar al anterior: se sitúa el fonendoscopio sobre el pecho desnudo de la persona y se cuentan el número de latidos que se dan en 30 segundos. Después esa cifra se multiplica por dos para hallar la frecuencia cardíaca.
- Oreja: Si no se cuenta con un fonendoscopio, siempre se puede seguir una técnica más clásica colocando directamente la oreja en el pecho de la persona. Para esto deberás asegurarte que haya completo silencio en la sala. Una vez identificado el pulso, cuenta las pulsaciones durante 30 segundos y multiplica el resultado por dos para obtener la frecuencia.

Puedes tomarte el pulso siempre que quieras con cualquiera de estos métodos, aunque lo aconsejable es que se realice por la mañana y siempre en reposo.
Por último, como se ha mencionado previamente, es interesante anotar las frecuencias cardíacas de cada día para observar si hay o no variaciones en los ritmos de los latidos y poder detectar problemas cardíacos o de otra índole a tiempo.