Enseña hábitos saludables, predica con el ejemplo

Alarmante, el número de niños con obesidad infantil se incrementa cada año. La tensión arterial alta en la población infantil, predispone a la hipertensión en la edad adulta, y se asocia a la dieta poco equilibrada y al estilo de vida sedentario.

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dieta saludable
Familia cocinando

¿Qué deben hacer los padres para proteger la salud de sus hijos? Educarlos, inculcar ya desde la infancia hábitos de vida saludables. En los últimos años se ha registrado un deterioro en la alimentación de los niños por un aumento de alimentos procesados, refrescos y fritos. Se impone buscar con urgencia los instrumentos de prevención ya en la tierna infancia si queremos influir en la salud de la población. 

Hemos pasado de una malnutrición basada en la ingesta insuficiente de alimentos, a otra producida por un consumo excesivo e incontrolado que afecta de forma más grave, si cabe, a la salud.

La rutina acelerada a la que nos aboca el nuevo estilo de vida, nos lleva a los supermercados abarrotados de alimentos preparados, comida rápida, que en diez minutos puede ser servida e ingerida, cuando no a máquinas expendedoras y restaurantes de comida rápida. Sin duda, cometemos a diario errores alimentarios que por su repetición se terminan convirtiendo en un hábito o, mejor dicho, en una adicción que termina repercutiendo en todos los sectores de población, que se inicia en la edad infantil y se convierte en crónica en adultos, con difíciles e ineficientes soluciones, a un coste personal social y económico inasumible. 

Y es que el comportamiento en la edad adulta, viene condicionado por los hábitos de nuestra infancia; esto es aplicable también a la alimentación que forma parte de nuestra cultura. Encontramos placer en la comida pues supone un ejercicio de recuerdo, de exploración a nuestro pasado. En definitiva, debemos considerar intervenir en las etapas más intensas del aprendizaje implantando conductas placenteras que rememorar. 

La solución a la malnutrición del siglo XXI no radica en prohibir refrescos, bollería o chucherías sino en un cambio de hábitos: el desayuno es importante, variedad en las comidas, diversidad de alimentos, evitar grasas animales, moderar el consumo de azúcar y evitar el exceso de sal. 

La teoría es relativamente sencilla, pero ¿cómo hacer para que nuestros hijos asuman como placentero, el consumo de frutas y verduras

  • Disminuye las raciones: empieza poniendo una pequeña cantidad en el plato, puedes aumentarla progresivamente.
  • Cambia la forma de cocinar: en Internet existen multitud de recetas innovadoras que pueden cambiar el modo en el que tu hijo se enfrenta a un plato de fruta o verduras.
  • Haz que participe: puede seleccionarlas al ir a hacer la compra o colaborar en su preparación, de esta manera los niños siempre están más predispuestos a probar «su creación».

Despertar la curiosidad, alimentar y nutrir a los niños es un proceso que requiere creatividad, paciencia e incluso vocación. Más que explicaciones o razonamientos, lo que funciona y condiciona el futuro comportamiento de los niños/as, es el ejemplo de sus padres, las costumbres y hábitos familiares. Procura que sean saludables.

Predica con el ejemplo

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